2/24/2009
Cuenta una leyenda ibicenca que en la noche de San Juan, a les doce en punto, crece bajo el puente del río de Santa Eulalia una hierba pequeña que enseguida desaparece.
Si eres astuto y rápido, y te da tiempo cogerla, la tienes que meter en una de botella de cristal oscuro. En ese momento, has cazado un fameliar.
Los fameliars son una especie de enanitos muy feos, con una fuerza inmensa y una voz chillona. Cuando lo saques de la botella pedirá a su amo "feina o menjar", es decir, trabajo o comida.
Si les das trabajo, son capaces de construir una casa en una noche. Pero ve con cuidado, porque de la misma forma que trabajan, comen, y si no le das trabajo, en un pis pas acabará con toda la comida de tu despensa.
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Elena Contelaire tiene un buen amigo: el viento.
El viento recorre todos los lugares del mundo; viaja al norte, viata al sur, pero también viaja al este y al oeste y, a veces, incluso, más allá del espacio.
Por allí donde va, observa a la gente y también escucha las historias que se cuentan los unos a los otros y que después explica a Elena.
Los objetos mágicos, los dibujos, las cajas misteriosas y otros elementos transportados por el viento, serán los que introducen historias de barruguets y fameliars, de gigantes y enanos, de hadas y brujas y de otros personajes curiosos.